Le pedí a una prostituta que me enseñara su arte a cambio de todos mis conocimientos de filosofía.
Sé que es un trato injusto… solo que no se para quien.
miércoles, 12 de enero de 2011
jueves, 6 de enero de 2011
viernes, 31 de diciembre de 2010
lunes, 27 de diciembre de 2010
viernes, 24 de diciembre de 2010
En el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo
La persignación debe entenderse como un movimiento dialectico. El padre se convierte en hijo, el hijo en padre. El espíritu santo es la superación del pensamiento dual.
En el nombre del padre del hijo del espíritu santo: Dios.
El momento de realizar un persignación se toca la frente: la mente es el padre; la señal en el pecho simboliza las emociones o la respiración, pero en este caso, son las emociones el hijo; se hace un contacto en los hombros, que más allá de representar una superación de la dualidad, significa el yo, o mejor dicho el individuo; por último, se besa la mano con la que se realizo la reverencia, la mano toca los labios, se consume la reverencia. Consumo el alimento. Todo regresa hacia dentro.
En el nombre de la mente (padre) que engendra las emociones (hijo) del yo (Espíritu Santo).
La mente crea todos los problemas, todas las emociones. El yo es donde se crea todo, es el padre del hijo. El individuo es el padre, es la mente que crea las emociones que atentaran contra él. La mente se convierte en enemigo de cada uno. Soy yo el padre. Es el individuo el Espíritu Santo el dueño de su mente. De mi surgen las cosas. Hacia mi surgen las cosas.
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